La licenciada María Florencia Paoloni se graduó en Relaciones internacionales en la Universidad del Salvador, cursó una Maestría en Diversidad Cultural con especialización en Estudios Árabes, Americanoárabes e Islámicos de la Universidad Tres de Febrero y realizó diversos cursos sobre cooperación internacional, entre ellos el Curso de Alta Formación de cuadros dirigentes del MERCOSUR dictado por la Cooperación italiana.
Entre 2006 y 2016 se desempeñó como coordinadora de la cooperación científico-tecnológica regional en la Dirección Nacional de Relaciones Internacionales del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación, desde donde participó en la elaboración del Programa Marco de CTI del MERCOSUR; en la negociación del proyecto “Investigación, Educación y Biotecnología Aplicadas a la Salud” que fue el primer proyecto de ciencia aprobado y financiado por el Fondo para la Convergencia Estructural (FOCEM) del MERCOSUR; así como en los Foros y Espacios especializados de la OEA, la UNASUR y la SEGIB, entre otros. Estuvo asimismo encargada, desde 2010, de coordinar la entrega de los Premios a la cooperación científica y tecnológica “Luis Federico Leloir” y “RAICES”.
Actualmente se desempeña como Secretaria Técnica-Científica en el Instituto Italo Latino Americano de Roma. Ha sido entrevistada por la redacción de la RCAI durante el mes de agosto de 2016.
Licenciada Paoloni, antes que nada quisiéramos agradecerle por su tiempo y por concedernos esta entrevista.
Por favor, es un placer para mí conversar con ustedes. Déjame aprovechar, antes que nada, para agradecerles a los miembros de la Red la cálida bienvenida que me han dado.
¿Cómo se podrían calificar las relaciones científicas y tecnológicas entre Italia y América Latina?
Como se sabe, las relaciones entre Italia y América Latina son, en todos los ámbitos, muy profundas y esto en gran parte se debe a la gran inmigración italiana que hubo en nuestra región así como a la llegada de inmigrantes latinoamericanos en Italia. Tanto unos como otros se han integrado a la sociedad sin olvidar sus orígenes y sin perder los vínculos con su país de origen. Esta relación se ha visto favorecida por los distintos gobiernos, que con momentos de mayor y menor intensidad, siempre mantuvieron un estrecho lazo. Prueba de esto es la creación del Instituto Italo-latinoamericano en 1966 (solo Italia cuenta con un organismo internacional de su tipo) y, más recientemente, la organización de las Conferencias Italia-América Latina que son el punto de encuentro y discusión de los gobiernos.
¿Cuáles son los puntos de fuerzas y cuales los puntos débiles de la relación entre Italia y América Latina?
Es difícil generalizar, siendo la región tan diversa y heterogénea. Cada país tiene sus particularidades y procesos, que llevan a priorizar algunos temas sobre otros y a algunas regiones o países como socios prioritarios. Incluso, si hablamos específicamente del campo científico, los temas identificados como estratégicos en cada país no siempre serán los mismos, lo que es lógico si miramos el mapa de América Latina: tan solo por una cuestión de tamaño y población, Brasil o México ciertamente no tendrán los mismos problemas, necesidades o intereses que Guatemala o Bolivia. Hay que destacar, de todos modos, que los distintos espacios regionales, como la CELAC, el MERCOSUR, el SICA o la Comunidad Andina, entre otros, dan lugar a foros y espacios donde se establecen ciertos lineamientos generales y temas de importancia regional. Los últimos años se ha trabajado mucho dentro y entre estos organismos para generar sinergias y evitar duplicar esfuerzos, por lo que ciertamente el trabajo que se hace en bloque en América Latina debe ser destacado. Respecto de los puntos débiles, creo que en lo que más tenemos que trabajar es en valorar mucho más nuestras capacidades. Tenemos grandes científicos e investigadores trabajando en nuestro países y en Italia, y si bien es cierto que podemos beneficiarnos muchísimo de las capacidades y conocimientos europeos, también hay mucho que nuestros investigadores pueden aportar tanto en Italia como en el mundo.
¿Cómo evaluaría usted el nivel de intercambio científico y tecnológico entre Italia y América Latina?
En base a todo lo anterior creo que se puede afirmar que el nivel del intercambio es excelente. Siempre hay espacio a la mejora y para el incremento, y confío en que el IILA pueda ser un instrumento para esto.
¿De qué manera el IILA favorece las relaciones en el ámbito científico y tecnológico?
El Instituto promueve la realización de proyectos en temas como energías renovables, gestión de riesgos naturales, meteorología, cambio climático, oceanografía, medicina, etcétera, tanto a nivel regional como subregional. Del mismo modo, favorece la realización de encuentros (talleres, charlas, seminarios, conferencias) para la discusión de temas científicos y promueve el establecimiento de acuerdos de cooperación entre universidades y centros de investigación.
Para “bajarlo” a la realidad, por ejemplo, se ha realizado el “I Encuentro entre los Centros de Investigación Italiana, América Latina y el Caribe en el Sector Agroalimentario y Forestal” del cual participaron más de 100 investigadores italianos y casi 50 latinoamericanos de 30 de las Universidades y centros de investigación más prestigiosos de 12 países.
¿Cuáles serán sus propuestas prioritarias dentro del IILA en materia de ciencia y tecnología?
Para comenzar, vamos a conformar la Red de científicos del IILA, siguiendo un poco vuestros pasos. La idea es poder estar conectados con todos aquellos científicos e investigadores de América Latina que estén en Italia así como con los italianos que estén interesados en nuestra región, de forma tal de poder tener un diálogo fluido, conocer en qué están trabajando, difundir oportunidades de cooperación, etcétera. Creo que es importante escuchar a quienes hacen ciencia para saber cuáles son sus necesidades y sus fortalezas, y a partir de eso, trabajar en conjunto y cooperar.
Por otro lado, y dado que la Secretaría estuvo sin un encargado por más de 1 año, estamos retomando contactos con los organismos de investigación y universidades, así como generando acciones que den visibilidad a la Secretaría y al IILA: en breve lanzaremos un ciclo de “cafés de la ciencia” con temáticas muy diversas y donde daremos un espacio de discusión a científicos y al público en general.
Además, estamos trabajando en un proyecto de oceanografía y acidificación que creo puede ser muy interesante.
Por otro lado, promuevo una Secretaría de puertas abiertas, para que todos los científicos, investigadores, representantes de organismos e interesados en la ciencia y la tecnología se puedan acercar con sus inquietudes, demandas y propuestas. Mi objetivo es colaborar en todo lo que se pueda desde el IILA, así como en ayudar a establecer lazos con universidades y organismos de investigación.
Le agradecemos nuevamente por su colaboración.
Gracias a ustedes.