Estos son días de tele-encuentros donde lo presencial ha sido desplazado por lo virtual. Una de las consecuencias de esta nueva dinámica es que las distancias se alteran: aquello que está muy lejos se avecina y lo que está cerca, en cierta forma, se aleja. En el marco de la pandemia, miembros de la RCAI mantuvieron una reunión telemáticamente con Diego Torres desde la Argentina. Diego es miembro de la RICAP y gentilmente nos ilustró como funciona y de qué se trata la Red Iberoamericana de Ciencia Participativa. Lina Sitz, miembro de ambas redes, presenta aquí un resumen del fructífero e interesante encuentro.

 Por Lina Sitz

 El 21 de octubre de 2020 se realizó una reunión de acercamiento de propuestas entre la Red Iberoamericana de Ciencia Participativa (RICAP) y RCAI. La RICAP es una iniciativa naciente, creada en octubre de 2019, para unir personas que trabajan en ciencia participativa, o ciencia ciudadana, en la región Iberoamericana. Su misión es aumentar el impacto de la ciencia participativa facilitando la colaboración y el intercambio de conocimientos entre las iniciativas, organizaciones y personas que conforman la red, fortaleciendo sus capacidades. La ciencia participativa además de ser una forma de hacer ciencia -en la que se involucran activamente personas que no son reconocidas tradicionalmente como científicas-, es un movimiento que busca poner en el centro de la ciencia a la sociedad civil y por ende a la búsqueda de su bienestar. Son los ciudadanos los que abogan por una ciencia que responda a los problemas de la sociedad, los que le recuerdan a la ciencia su propósito último: crear conocimiento para el bien común de la sociedad y el planeta. 

Foto del encuentro telemático

Inicialmente los miembros de la RCAI presentaron sus perfiles profesionales y resumieron las principales actividades que están desarrollando. Luego, Diego Torres, en representación de RICAP, dio un breve resumen de lo que se entiende como Ciencia Ciudadana a nivel global e ilustró con ejemplos concretos el incremento de escala y la aceleración en los resultados que se pueden lograr, gracias a las herramientas que da este tipo aproximación a la ciencia. Destacó también la riqueza que otorga la participación de un grupo más amplio de la sociedad, brindando diferentes perspectivas a un determinado problema. Señaló además las cuestiones que esto genera, como por ejemplo quién se lleva los créditos de los resultados obtenidos o cómo se logra dar voces a ciertos grupos marginados, así como también la dificultad de conseguir financiación específica, por ser una disciplina relativamente nueva y en ocasiones poco reconocida a nivel científico. Luego nos contó el origen de la RICAP y la decisión política de llamar a esta disciplina Ciencia Participativa, reconociendo la necesidad de incluir el aporte de todos los integrantes de la sociedad (ciudadanos de un territorio o no). Destacó la importancia de trabajar en red, para poder ampliar el trabajo interdisciplinario, compartir inquietudes, recibir sugerencias, conocer experiencias y resolver problemáticas en conjunto. Aquí surgieron cuestiones sobre qué actividades pueden ser calificadas como Ciencia Participativa y si hay alguna característica que puede distinguir a las actividades que se generan en Iberoamérica de otras regiones del planeta. En ese contexto Diego nos contó el trabajo que se está realizando en el Grupo Mapeo de Experiencias de RICAP y cuyo primer resultado fue presentado en la última conferencia de la European Citizen Science Association (ECSA, Trieste, 2020). Allí no solo se presentó el problema de cómo definir las actividades que califican, sino también la dificultad de encontrar información sobre las mismas y un mecanismo para su clasificación. Es una tarea ardua pero necesaria, pues permite dar un panorama histórico y geográfico de las actividades que se vienen realizando (que son muchas) y de su impacto concreto en la sociedad. Respecto a las características particulares a nivel regional más allá de la ya conocida y renombrada diferencia de recursos económicos y tecnológicos, Diego mencionó la diferencia de abordaje de los distintos problemas (ambientales, territoriales, etc) que aparecen en esta región, vinculados a un marco histórico político particular, que hace que los diferentes actores intervengan en el proceso con una impronta que los diferencia de otras zonas del mundo.

 


Por último se hizo una reflexión final, donde se invitó a una mutua colaboración entre las dos redes, se recordó a los científicos presentes que son bienvenidos a sumarse en forma personal a la RICAP, se manifestó el interés en crear nuevos proyectos de Ciencia Participativa, se generó el compromiso de dar difusión a iniciativas que puedan ser de interés para las redes y se instaló la inquietud de encontrar un mecanismo de adhesión entre ambas redes en el caso en que se presenten proyectos de interés en común. Como primera propuesta a ese último punto se estableció que en los casos en los que se verifiquen eventos de co-participación, se suscribirán acuerdos específicos de mutua cooperación entre la RCAI y la RICAP para ese proyecto, evento, etc. en particular.