Nosotros, miembros de la RCAI, estamos convencidos de la importancia de la ciencia como instrumento esencial para la generación de conocimiento e ideas, motores fundamentales para el crecimiento de un país. De este modo, entendemos la investigación como una herramienta estratégica para el desarrollo y la soberanía científica y tecnológica nacional. Es por eso que sostenemos que relegar la inversión estatal en ciencia y tecnología es hipotecar el futuro de la Argentina.
Por otra parte, la educación es, tal vez, la única variable de las políticas sociales que tiene la virtud de impactar simultáneamente la competitividad económica, la equidad social, la conducta política de la ciudadanía, la productividad y la creatividad de las personas y las empresas, sin importar su tamaño ni su naturaleza. Para salir de la pobreza, la educación es la única vía posible y constituye una herramienta central para el ascenso social. En el presente, dado el carácter horizontal de la revolución digital que está atravesando la humanidad y, a diferencia de la revolución industrial, que requería una alta especialización en centros de excelencia, el único instrumento de política disponible para los estados es la inversión en la educación pública a nivel superior que garantiza la soberanía nacional. Así, consideramos la educación un derecho fundamental y, en este contexto, defendemos firmemente la educación pública, gratuita y de calidad.
Con estas convicciones, nos solidarizamos con los docentes e investigadores en sus reclamos salariales y, asimismo, manifestamos una creciente preocupación por la grave crisis que afecta al sistema científico y tecnológico argentino. Esta crisis amenaza con la destrucción de grupos de trabajo, la paralización de instrumental muy valioso y el éxodo de científicos, dilapidando de ese modo la inversión que nuestro país realizó a lo largo de muchos años.