La RCAI tiene el agrado de presentar la ponencia de la Dra. María Soledad Balsas (IMHICIHU-CONICET / RCAI) durante el Segundo Congreso Argentino de Estudios Sociales de la Ciencia y la Tecnología (CAESCyT) que tuvo lugar desde el 30 de noviembre, hasta el 2 de diciembre de 2016. 


Resumen:
La complejidad creciente que presentan las migraciones calificadas en la actualidad ha dejado al descubierto los límites de un modelo interpretativo que ve en “la fuga de cerebros”, no sólo en la Argentina sino también en Italia, sólo efectos nocivos para la economía del país de origen. Desde el enfoque de las redes de conocimiento de la diáspora, los lazos entre los científicos que migran y los que permanecen o retornan pueden resultar asimismo útiles tanto para el país de origen como para el de destino en términos de circulación de información, transferencia de habilidades y acceso al financiamiento. A partir del análisis del caso de la Red de Científicos Argentinos en Italia (RCAI), con este trabajo nos proponemos aportar a la reflexión sobre el tema.

Palabras clave:
Migración calificada – Red de conocimiento – Argentina – Italia

1. Introducción
Surgidos en la década de 1960, los debates sobre la migración calificada fueron estructurados en base en la noción de brain drain, que focaliza en la incidencia negativa que este tipo de desplazamientos tendría sobre el desarrollo económico del país de origen (Hernández et al., 2011). Podría argumentarse que en la Argentina esta matriz interpretativa, ligada a las visiones tradicionales sobre la fuga de cerebros, continúa vigente. Sin embargo, la dicotomía entre países que expulsan/países que atraen migrantes calificados, así como la identificación de los primeros con el Sur del mundo y los segundo con el Norte, ya no resulta satisfactoria para comprender la complejidad que caracteriza las migraciones calificadas en la actualidad.
De acuerdo con Luchilo (2011), es conveniente adoptar una perspectiva mejor informada y más abierta que permita apreciar algunos fenómenos novedosos y tendencias relevantes. Uno de los enfoques alternativos está centrado en la noción de “redes de conocimiento de la diáspora”, entendidas como “asociaciones de expatriados altamente calificados dispuestos a contribuir con el desarrollo de sus países de origen” (Meyer, 2011: 91). Surgida en la segunda mitad de la década de 1990, esta perspectiva se basa en que los migrantes altamente calificados ya no deben ser considerados sólo como titulares de capital humano a ser repatriado sino además como mediadores accesibles de capital social, susceptible de ser movilizado en apoyo al país de origen. En este contexto, las diásporas tienen la potencialidad de transformarse en una fuente de relaciones comerciales, de inversión y de transferencia de conocimientos para favorecer la circulación de información, la transferencia de habilidades y el acceso al financiamiento. Desde esta perspectiva, pueden ser tan fructíferas para el país de origen como el retorno.
Sin embargo, tal como reconoce el mismo Luchilo (2006) el énfasis en las diásporas no debiera conducir a que se las considere como elementos autosuficientes para desencadenar procesos de innovación o de transferencia de conocimientos en los países de origen. Las experiencias exitosas suelen estar inscriptas en procesos de mayor envergadura o complementarios. Sin duda, los aportes de las diásporas pueden ser importantes, pero los antecedentes de investigación sugieren que no constituyen el primer motor de los procesos analizados. Desde este punto de vista, las políticas de fomento a la creación de redes que vinculan a expatriados altamente calificados con sus pares en los países de origen resultan efectivas en el contexto de iniciativas y de sistemas de relaciones más amplios.
Si para algunos las redes de conocimiento de la diáspora no son más que un excepcional grupo de expatriados altamente calificados trabajando oficialmente para el desarrollo de su país de origen con una baja probabilidad de supervivencia y una ventana en internet sirviendo como pretexto para agrandar las proyecciones y expectativas internacionales, y cuyo impacto real en el país de origen es simplemente una ilusión, para Meyer (2011) muchas de las críticas planteadas deben ser abordadas y respondidas a través de un análisis más profundo. Según argumenta, la pregunta por la relación con el impacto en el país de origen resulta crucial.
A pesar de las críticas, el reconocimiento de las diásporas científicas como actores potencialmente relevantes en los procesos de cooperación constituye una estrategia frecuentemente implementada por diversos organismos internacionales y estados en el competitivo escenario científico global caracterizado por la consolidación del capitalismo cognitivo, la creciente internacionalización de la ciencia y la educación superior, la intensificación de la movilidad y de la migración. Uno de los principales retos de estas políticas consiste precisamente en encontrar formas innovadoras para involucrar efectivamente a los emigrados en los procesos tanto científicos como socioeconómicos en los países de origen (Tejada, 2012).
En términos de Meyer (2011), el intéressment es lo que da forma duradera a las relaciones del actor-red. Este autor hace referencia a los dispositivos de involucramiento como a aquéllos que están entre los actores y la acción colectiva mediante las cuales se conectan. En palabras de Meyer (2011), las tecnologías de la información y la comunicación juegan un papel fundamental sobre estos dispositivos. Sobre este punto, argumenta la pertinencia de evitar el cansancio que provocan la exposición a listas generales de correo a favor de dispositivos interactivos ad hoc. Ahora bien, los dispositivos de involucramiento pueden ser de diversa naturaleza -programas, financiamiento, invitaciones, reuniones, premios, contratos, información-, que tienen sentido para propósitos concretos de acción. A fin de lograr el involucramiento de sus miembros, según este autor, las redes de conocimiento de la diáspora deben tener como objetivos prioritarios reducir al mínimo los conflictos de intereses así como estar adecuadamente equipadas.
Con este trabajo nos proponemos problematizar estas dinámicas a partir del análisis del caso de la Red de Científicos Argentinos en Italia (RCAI).

2. La migración calificada de argentinos
Varios autores coinciden en señalar que la migración de argentinos al exterior siguió una tendencia que oscila entre una marcada calificación y un perfil más heterogéneo. Siguiendo a Pedrosa (2011), los primeros antecedentes de la migración de argentinos calificados al exterior se registran en la segunda mitad de la década de los cuarenta del siglo pasado. A mediados de los sesenta, esta migración adquirió un impulso hasta el momento desconocido a partir de la persecusión a intelectuales, profesores y estudiantes disidentes en el marco de la denomiada “Noche de los bastones largos”. En términos de destinos, los primeros flujos calificados de argentinos se concentraron principalmente en los países limítrofes y Estados Unidos, aunque también en Alemania y Gran Bretaña.
Tras el golpe militar, el exódo de argentinos calificados se sistematizó en la segunda mitad de la década de los setenta. A pesar de las restricciones impuestas por los gobiernos de turno, Italia y España constituyeron destinos deseados por afinidades idiomáticas, culturales, familiares y/o personales. Por ejemplo, la comunidad diplomática italiana de Buenos Aires recibió órdenes precisas de no dar asilo a los refugiados en su embajada. La llegada de asilados argentinos a Roma se vio favorecida por la intervención de los sindicatos y otras organizaciones civiles antes que por políticas de Estado (Calamai, 2004). Ante la imposibilidad de obtener los documentos de viaje argentinos, otros optaron por solicitar el reconocimiento de su doble nacionalidad, que en muchos casos sólo consiguieron ya en el exilio. Muchos permanecieron clandestinamente o como “turistas” (Jensen, 2004).
A causa de las sucesivas crisis económicas, en los noventa el perfil de los argentinos calificados en el exterior se diversificó, incluyendo trabajadores especializados y manuales, profesionales, pequeños comerciantes y estudiantes universitarios (Cacopardo, 1992). Entre 2001 y 2003, se registró una nueva aceleración de los flujos de argentinos hacia el exterior. A diferencia de las migraciones producidas en décadas anteriores, ésta fue motivada por el deterioro de la situación económica, el desempleo, la inseguridad y la crisis institucional (Maguid, 2005; Novick, 2007; Aruj, 2004; Malamed, 2002). Los principales destinos fueron España, Italia, Estados Unidos, Canadá, Australia e Israel (Martínez Pizarro, 2004). En la última década, se observa cierta inversión de los flujos debido a la crisis económica desatada en 2008 en algunos países de destino y una relativa atracción ejercida por la reactivación de la economía argentina post 2001 (Balsas, 2015).

3. Diáspora de científicos argentinos y políticas públicas
Es posible reconocer diversos momentos en el interés del Estado por su diáspora de científicos a lo largo de la historia argentina (Pedrosa, 2011). Siguiendo a Luchilo (2015), la creación del Programa de Repatriación de Científicos en el Exterior impulsada por el premio nobel de medicina Bernardo Houssay en la segunda mitad del siglo XX se ubica entre las iniciativas pioneras en este sector.
Durante el gobierno de Raúl Alfonsín, se implementaron diversas medidas y programas -Patrimonio Científico Argentino en el Exterior, Cooperación Comunidad Europea-Secyt, Reincorporación y Apoyo de Investigadores, el Sistema de Miembro Correspondiente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas- tendientes a revertir los efectos negativos del éxodo de científicos registrado durante la dictadura junto con la creación de la Comisión Nacional para el Retorno de los Argentinos en el Exterior. Si bien esta política estuvo orientada a favorecer la reinserción de los exiliados políticos, constituyó un precedente para establecer lazos que pudieran representar un aporte para el país con quienes no deseaban emprender el retorno (Pedrosa, 2011). Asimismo, desde el Ministerio del Exterior se dio apoyo a redes espontáneas de argentinos calificados en el exterior, en particular en Alemania, Estados Unidos y Francia.
Durante la década menemista, los programas implementados en años anteriores fueron discontinuados. Las acciones realizadas –Programa Nacional para la Vinculación con Científicos y Técnicos Argentinos en el Exterior, El Conicet fuera de la patria, Registro de Investigadores Residentes en el Exterior- tuvieron como común denominador la inorganicidad y las limitaciones presupuestarias.
Durante la presidencia de Fernando De la Rúa, se lanzó el programa Raíces en el marco de la entonces Secretaría para la Ciencia, la Tecnología y la Innovación Productiva. El mismo estuvo orientado a la construcción de una base de datos de investigadores argentinos residentes en el exterior, la visita de científicos argentinos residentes en el exterior y un seminario internacional sobre migración calificada. En un contexto político e institucional diferente, el programa fue re-lanzado en 2003. Durante la década kirchnerista, el programa Raíces constituyó una iniciativa concreta para establecer un diálogo institucionalizado con los argentinos altamente calificados que residen en el exterior, que se cristalizó en la conformación de 12 redes1. En 2008, fue declarado como política de Estado por la Ley 26.421 para:
i) desarrollar redes de vinculación entre investigadores argentinos residentes en el exterior;
ii) difundir las actividades científicas y tecnológicas argentinas en el exterior;
iii) mejorar la calidad y disponibilidad de la información acerca de los investigadores y profesionales argentinos altamente capacitados que residen en el exterior;
iv) integrar a los investigadores argentinos residentes en el exterior en las actividades de investigación científica, desarrollo tecnológico e innovación promovidas por el Gobierno de la República Argentina a través del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, el CONICET y los restantes organismos públicos de promoción científica y tecnológica;
v) facilitar el retorno al país de aquellos investigadores, tecnólogos y profesionales altamente capacitados que deseen reintegrarse y continuar su actividad profesional en instituciones de la República Argentina;
vi) e involucrar al sector productivo del país, fundaciones y ONG en las acciones del Programa.
De acuerdo a la interpretación de Luchilo (2015), en este contexto la preeminencia de las acciones de retorno, así como la visibilidad política que adquirieron, relegaron a un segundo plano las acciones de vinculación. “El uso del término ‘repatriación’ en lugar del más neutral ‘retorno’ ejemplifica bien la orientación en clave nacionalista que tiñe al conjunto de las iniciativas del programa” (Luchilo, 2015: 176). Aunque el programa continúa vigente en la actualidad, aún no queda claro cuál es su rol en el marco de la nueva política científica implementada por el gobierno de Mauricio Macri.

4. La Red de Científicos Argentinos en Italia (RCAI)
4.1. Orígenes
La RCAI fue constituida el 28 de octubre de 2014 en el marco del Programa RAICES del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación. En la actualidad, la RCAI integra el Comité de Asesores de Programas Internacionales de Cooperación Científica y Tecnológica en el Exterior (CAPICCyTE). Estas decisiones hacen –acaso continúan haciendo- explícito el interés del Estado argentino por capitalizar el diálogo con los científicos argentinos residentes en el exterior. Los frecuentes encuentros con autoridades y representantes institucionales así como el desarrollo de la asamblea anual de la RCAI en la Embajada de la República Argentina en Roma también lo ponen en evidencia.
Si bien, como su nombre lo indica, la RCAI surgió con una fuerte impronta geográfico-nacional, la experiencia adquirida durante sus dos años de existencia mostró la necesidad de ampliar la misión original, configurando un espacio (trans)nacional con dos ejes geográficos principales –Argentina e Italia- en cuyo ámbito circulan bienes, personas e ideas. Por tal motivo, se sumó la participación de científicos, profesionales y becarios que retornaron a la Argentina. Aunque esto redundó en cierta visibilidad de la ciencia argentina en Italia, la articulación con el sistema científico en el país de origen constituye un objetivo parcialmente cumplido. Lo observado coincide con el diagnóstico sobre el rol de las redes de conocimiento argentinas realizado por Moreno:
[…] luego de analizar el caso argentino, es dable sostener que la alternativa de las redes es una herramienta que –aunque pueda generar algún tipo de impacto positivo –no soluciona ni contribuye sustantivamente, al menos como estuvo planteado hasta el momento, con el problema de fondo: crear un vínculo sistemático con los científicos expatriados. En particular, la falta de continuidad y de evaluación de esta línea de acción refleja un problema institucional que repercute en sus posibilidades de ganar más escala y de generar aportes relevantes que contribuyan al campo científico o al desarrollo nacional (Moreno en Luchilo, 2015: 180).
En este mismo sentido, podría argumentarse que la vinculación de los miembros de la RCAI con sus pares argentinos es producto más de la iniciativa individual que del reconocimiento de la RCAI como actor institucional.

4.2. Estructura
La RCAI aspira a ser considerado un interlocutor estratégico en la inserción del sistema científico argentino en los circuitos de internacionalización de la ciencia. Su labor está organizadas en cinco comisiones disciplinares, que reflejan la estructura de las cuatro macro áreas del Conicet:
i) Ciencias Exactas y Naturales: Ciencias de la Tierra, del Agua y de la Atmósfera, Matemática, Física, Astronomía, Química;
ii) Ciencias Sociales y Humanidades: Derecho, Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales, Literatura, Lingüística y Semiótica, Filosofía, Historia, Geografía, Antropología Social y Cultural, Sociología, Comunicación Social, Demografía, Economía, Ciencias de la Gestión y de la Administración Pública, Psicología y Ciencias de la Educación, Arqueología y Antropología Biológica;
iii) Ciencias Biológicas y de la Salud: Ciencias Médicas, Biología, Bioquímica y Biología Molecular, Veterinaria; y
iv) Ciencias Agrarias, Ingeniería y de Materiales: Ciencias Agrarias, Ingeniería Civil, Mecánica, Eléctrica e Ingenierías Relacionadas, Hábitat, Ciencias Ambientales y Sustentabilidad, Informática y Comunicaciones, Ingeniería de Procesos, Productos Industriales y Biotecnología, Desarrollo Tecnológico y Social y Proyectos Complejos.
Además, cuenta con una quinta comisión que busca favorecer la cooperación transdisciplinaria. Las comisiones operan bajo la coordinación de un representante que es elegido anualmente por sus miembros y la asistencia de un secretario, cuyo cargo es también electivo.
La RCAI registra en la actualidad 50 miembros activos que residen de forma temporánea, permanente o semi permanente en diversas regiones de Italia y de la Argentina. Se trata de científicos, funcionarios, profesionales, estudiantes y becarios, en su mayoría hombres (30) de más de 40 años de edad. La presencia femenina (20) resulta minoritaria y comparativamente más joven. Tal como pone en evidencia la siguiente tabla, la mayor cantidad de socios se desempeñan en el ámbito de las Ciencias Exactas y Naturales, seguidos por las Ciencias Sociales y las Humanidades.


Tabla 1. Distribución de los miembros activos de la RCAI por comisiones
Comisión                                                                       Cantidad de miembros
Ciencias Exactas y Naturales                                    19
Ciencias Sociales y Humanidades                           15
Ciencias Biológicas y de la Salud                              9
Ciencias Agrarias, Ingeniería y de Materiales          7


En cuanto a la distribución geográfica, quienes se dedican a las Ciencias Sociales y las Humanidades tienden a encontrarse en el centro-sur de la península con epicentro en la ciudad de Roma mientras que aquéllos que se desempeñan en el ámbito de las denominadas “ciencias duras” tienden a concentrarse en las regiones de la Italia septentrional. Estas observaciones ponen en evidencia que la estructura de las redes de conocimiento de la diáspora reflejan asimismo las características del sistema científico en el país de residencia.

4.3. Actividades
Las comisiones se reúnen de manera periódica, ya sea presencial o virtualmente, para discutir las principales líneas de acción. Entre ellas, se destacan la organización de eventos de diversa índole. La RCAI promueve, por ejemplo, la participación en mesas de debate, la presentación de libros y el desarrollo de seminarios de estudio sobre temas específicos. Además, participa en actividades científicas, académicas y culturales, como las organizadas por el Consorzio Universitario Italiano per l’Argentina, el Istituto Italo-Latinoamericano, la Embajada Argentina en Italia, la Casa Argentina en Roma y la Embajada Italiana en la Argentina. En tercer lugar, la RCAI patrocina iniciativas de interés divulgativo y cultural. Por último, colabora con la difusión de información de interés de y entre sus miembros, como las convocatorias sobre acuerdos de cooperación bi y multilaterales, subsidios a la investigación, programas de visitas de científicos residentes en el exterior a la Argentina y noticias que atañen la realidad científica, política y social de ambos países. Aunque su labor está atravesada por el posicionamiento crítico frente a diversas decisiones políticas –como la preocupación expresada por diversos sectores ante el recorte al presupuesto de ciencia previsto para 2017-, las actividades desarrolladas por la RCAI exceden el carácter partidario. Su misión apunta a privilegiar la interlocución con diversos actores en un escenario político (trans)nacional dinámico.

4.4. Dispersión geográfica
La dispersión geográfica constituye uno de los principales desafíos para el trabajo colaborativo. En efecto, la búsqueda de instrumentos de comunicación eficaces entre pares que no tienen la posibilidad de encontrarse físicamente en un mismo espacio resulta permanente. Ante esta realidad, la RCAI implementó diversas estrategias basadas en el uso intensivo de las tecnologías de la información y la comunicación. A nivel interno, las videoconferencias se demuestran una alternativa útil en la organización de reuniones y conferencias. Asimismo, sus miembros se mantienen unidos a través de un grupo de Whatsapp que permite comunicar informaciones de interés en tiempo real a bajo costo. La RCAI dispone también de un sitio web2 que reúne información sobre los sistemas científicos y universitarios en Italia y la Argentina, el perfil y la actividad de sus miembros, a través del cual canaliza las consultas de potenciales interesados en la cooperación entre ambos países. El sitio institucional recibe, en promedio, cinco mil visitas mensuales. En segundo lugar, publica una newsletter con frecuencia variable que reúne información sobre patrocinios, eventos, publicaciones, premios, oportunidades laborales y de financiamiento en ambos países de suscripción libre y gratuita. Por último, la RCAI cuenta con presencia en Facebook, Linkedin, Researchgate y Academia.edu. En todos los casos, se trata de iniciativas de alcance relativamente acotado que oscilan entre las treinta y las 300 suscripciones.

4.5. Participación
A pesar de haber contado inicialmente con 114 adscriptos, en la actualidad resultan ser aproximadamente 50 los socios activos. Lograr la participación activa de los miembros así como incrementar el número de “nodos” de la red constituye otro de los principales desafíos que enfrenta la RCAI en la actualidad. Las reuniones con funcionarios de diverso rango, los encuentros sociales y celebraciones de diversa índole, así como la concesión de reconocimientos tales como el subsidio “César Milstein” y el premio “Raíces”, operan como verdaderos disparadores de la participación. En ésta se reconocen por lo menos tres actitudes: quienes gestionan y organizan los eventos, quienes se involucran en calidad de invitados y aquéllos que participan en calidad de voyeurs.

4.6. Financiamiento
Todas las actividades desarrolladas por la RCAI son financiadas con el aporte voluntario de sus miembros. Si bien en los inicios se trató de una iniciativa gratuita, algunas situaciones –como la renovación del servicio en el que se aloja el sitio web institucional- impusieron la necesidad de implementar el cobro de una cuota anual voluntaria. Quienes optan por pagarla, pueden disponer de una casilla de correo electrónico propia con dominio institucional. Evidentemente, las limitaciones presupuestarias representan un ulterior desafío a la sostenibilidad de proyectos como éste. En este sentido, es preciso diseñar, junto a las acciones destinadas al financiamiento de las iniciativas individuales, medidas concretas que tiendan al reconocimiento de la RCAI como actor potencialmente estratégico.

5. Conclusiones
Tal como señalan los desarrollos anteriores, la sistematización del interés del Estado argentino por su diáspora de científicos residentes en el exterior es relativamente nueva. Desde este punto de vista, se requiere una mayor experiencia de investigación. En este sentido, es oportuno advertir la concentración de los esfuerzos de investigación en determinados países y/o disciplinas científicas en detrimento de otros. Con este trabajo, se buscó contribuir a la diversificación a partir del caso de la Red de Científicos Argentinos en Italia.
La experiencia de la RCAI sugiere que, salvo excepciones, la existencia de las redes de conocimiento de la diáspora resultan más eficaces para dar visibilidad al sistema científico argentino en el exterior que a transferir conocimientos socialmente relevantes a la sociedad de origen. Si bien la federalización de las iniciativas es una estrategia a profundizar por la RCAI tanto en Italia como en la Argentina, en este último caso es menester lograr una mayor articulación entre la RCAI y el sistema científico nacional a fin de crear mejores condiciones de transferencia.
Para finalizar, la labor de la RCAI tropieza con obstáculos de diversa índole que resultan difíciles de sortear sin la implementación de medidas de mayor apoyo a las redes en el exterior como instrumentos privilegiados de la promoción de la ciencia argentina. Por ejemplo, la participación activa de los científicos y profesionales argentinos residentes en el exterior requiere de acciones específicas. Al respecto, sería interesante propiciar una mayor articulación tanto con otras redes de científicos argentinos en el mundo como con asociaciones étnicas en el país de residencia.

6. Referencias bibliográficas
Aruj, R. (2004). Por qué se van: exclusión, frustración y migraciones. Buenos Aires: Prometeo.
Balsas, M. S. (2015). “Migrazioni in tempi di crisi: la (ri)scoperta dell’Argentina”. En: Fondazione Migrantes (comp.) Rapporto Italiani nel mondo. Roma: Tau Editrice.
Cacopardo, M. C. (1992). “La emigración potencial de jóvenes italoargentinos”. En: Estudios Migratorios Latinoamericanos, 7 (22): 453-495.
Calamai, E. (2004). Niente asilo politico. Diario di un console italiano nell’Argentina dei desaparecidos. Roma: Editori Riuniti.
Hernández, V.; Mera, C.; Meyer, J. B. y Oteiza, E. (2011). Circulación de saberes y movilidades internacionales: perspectivas latinoamericanas. Buenos Aires: Biblos.
Jensen, S. (2004). Suspendidos de la historia/exiliados de la memoria. El caso de los argentinos desterrados en Cataluña. Tesis doctoral. Departamento de Historia Moderna y Contemporánea, Fac. Filosofía y Letras, Universidad A. de Barcelona.
Luchilo, L. (2015). “Políticas argentinas de retorno y vinculación: rupturas y continuidades”. En: Meyer, J. B. (comp.) Diásporas. Hacia la nueva frontera. París: Descartes.
—– (ed.) (2011). Más allá de la fuga de cerebros. Movilidad, migración y diásporas de argentinos calificados. Buenos Aires: Eudeba.
Maguid, A. (2004). “La migración internacional en el escenario del Mercosur: cambios recientes, asimetrías socioeconómicas y políticas migratorias”. En: Estudios Migratorios Latinoamericanos, 19.
Malamed, D. (2002). Irse. Cómo y por qué los argentinos se están yendo del país. Buenos Aires: Sudamericana.
Martínez Pizarro, J. (2004). “Tendencias recientes de la migración internacional en América latina y el Caribe”. En: Estudios Migratorios Latinoamericanos, 18, 54.
Meyer, J. B. (2011). “La sociología de las diásporas del conocimiento”. En: Luchilo, L. (ed.) (2011). Más allá de la fuga de cerebros. Movilidad, migración y diásporas de argentinos calificados. Buenos Aires: Eudeba.
Novick, S. (2007). Sur-Norte. Estudios sobre la emigración reciente de argentinos. Buenos Aires: Editorial Catálogos – Universidad de Buenos Aires.
Pedrosa, F. (2011). “Entre la organización y el desencuentro. Las asociaciones de emigrantes argentinos”. En: Luchilo, L. (ed.) Más allá de la fuga de cerebros.
Movilidad, migración y diásporas de argentinos calificados. Buenos Aires: Eudeba.
Tejada, G. (2012). “Movilidad, conocimiento y cooperación. Las diásporas científicas como agentes de desarrollo”. En: Migración y Desarrollo, 10 (18): 67-100.

Notas a pié de página

1.- Alemania, Francia, Medio Oeste y Noroeste de los Estados Unidos, Bélgica y Luxemburgo, Dinamarca, Suecia, Noruega, Italia, Austria y Polonia. Fuente: http://www.raices.mincyt.gov.ar/acciones-vinculacion-redes-cientificos-exterior.php (19/10/2016).

2.- https://www.rcai.it