Vivimos en un mundo rodeados de una infinidad de variedades plástico, ya que se produce en enormes cantidades y se recicla una mínima parte (sólo el 15% a nivel mundial). Sin lugar a dudas, se trata de uno de los principales problemas ambientales que afronta la sociedad actual. Alrededor de 8 millones de toneladas de plástico llegan cada año a nuestros océanos. En 2015 se registraban más de 700 especies animales con efectos debido a los desechos en el mar. Los residuos que flotan en la superficie se depositan en parte en los fondales y en parte llega a los litorales. De este modo, algunas playas africanas y del lejano oriente han sido literalmente sepultadas por residuos. La situación en el Mediterráneo no es de las mejores y los desechos en plástico y poliestireno se distribuyen ampliamente, determinando la necesidad de una constante actividad de limpieza y recolección. Curiosamente, gran parte de ellos proviene de las áreas continentales internas que, transportados por los ríos, llegan al mar y se depositan sobre las costas. Sucesivamente, gracias a la acción de los rayos UV y al movimiento de las olas, el material plástico tiende a fragmentarse transformándose en microplástico (menos de 5 mm),  que puede ingresar a las cadenas tróficas causando problemas más complejos y menos conocidos.

Sin embargo, tenemos que ser conscientes que el problema en cuestión no es el plástico en sí mismo, pues se trata de un material muy útil y con excelentes propiedades: es maleable, resistente y sobre todo económico. El verdadero problema es el uso que nosotros le damos, la cultura generalizada del “usar y tirar”, la producción de infinidad de botellas, cubiertos, platos, vasos, etc. que serán utilizados solo una vez pero fabricados con un material destinado a durar miles de años.

Nos enfrentamos a un problema global pero que sólo recientemente comienza a ser percibido por la población. Algunos países han comenzado a prohibir bolsas y botellas de plástico, iniciativas importantes pero no suficientes. Para enfrentar el problema es necesario compromiso de todos los ciudadanos. En esta dirección la Universidad de Roma 3 ha lanzado una propuesta destinada a disminuir el uso de las contenedores de plástico monouso con una campaña di distribución gratuita a sus estudiantes de 30.000 botellas en acero inoxidable. El objetivo es disminuir el elevado número de botellas de agua en plástico que diariamente se consumen en sus aulas. A esta iniciativa ha participado Alicia Acosta de la RCAI.

 

Nota publicada en el Messaggero

Alicia Costa durante la presentación de la iniciativa

 

La presentación de la iniciativa anti-plástico